martes, 5 de septiembre de 2017

No hay horizontes que limiten ese espacio vital, donde ella y su universo habita. (Odalys Hernández) Decía René Hayghe 'Crear una obra de arte es la más grande y prodigiosa tentativa del ser humano para infringir los límites del tiempo y el espacio lo limitan y lo encierran'. La obra de la artista cubana Odalys Hernández Fernández (1967), afincada en Barcelona, es un reflejo de ese tiempo atemporal que deambula, sin habitat a otros micro mundos, que se rigen a través de símbolos presentes en la obra de esta artista, dibujante, poeta y pintora, graduada de la escuela de Bellas artes de San Alejandro (La Habana). En su obra, la presencia de la mujer es el símbolo de la fertilidad femenina, mujer que es sinónimo de luna, irradia fluidez en su universo femenino. Elementos metafísicos se asoman agrupados en bloque con la sutileza de su paz interior y poética, donde la artista se representa a sí misma aferrada a este tiempo, nuestro tiempo, donde predomina más el arte conceptual e instalaciones o video Art. Es de agradecer que artistas como Odalys se aferren a dibujar con sus códigos como artista, que nunca ha abandonado. Así es como ella nos arrastra a un nivel de fantasía que respondemos con facilidad, ya que su obra es poesía, cada filigrana encarna un sutil desnudo de una mujer o una simbología oculta por descubrir en un pasado no muy lejano y que ella en su magistral obra pone en valor y se traduce en discurso sensual y poético ya que dibuja como escribe o escribe como dibuja, binomio extraído de su pluma o su interior. Volcán en constante ebullición, influencia del arte decorativo. Perteneciente a la época de los 80 donde el arte cubano tuvo el renacer, en cuanto a estilos y movimientos contemporáneos. Ella se ha mantenido fiel a su discurso pictórico, convencida que su forma de entender el arte no la traicionaría. Y es que su obra cada vez nos permite infringir nuestros límites, para adentrarnos en un universo que nos seduce una y otra vez , tatuándonos con su línea un universo femenino visceral donde la mujer es protagonista y, que viaja en espacio tiempo, aglutinando todo un torbellino de ideas y sensaciones que se representan a modos de sueños que al fin al cabo es una necesidad que tiene el hombre: soñar, y esto lo sabe la artista que logra crear esos escenarios donde la pasión y su sensibilidad creadora la hace autentica y refleja esa paz que infringe nuestro limites. No hay horizontes que limiten ese espacio vital, donde ella y su universo habita. Su obra nos arrastra a su poesía, viajar en un espacio tiempo lineal, pasado, presente y futuro. Felipe Alarcón Echenique